Hoy tengo 40 años. Recuerdo que cuando tenía 25 estaba en una reunión y un amigo, bromeando exuberantemente con otro amigo, dijo: “padre no es el que engendra, sino el que cria”. Pasaron las carcajadas pero la frase se me quedó gravada porque yo ya había decidido casarme y tener hijos cuanto antes con Majo.
Como dice Eduardo Halfon al ver a su hijo por primera vez:
lo miré como si estuviese mirando al hijo de alguien más. Un hijo cualquiera.
Para un hombre el “ser papá” es una teoría. Ese bebé nunca ha estado dentro de nuestro cuerpo. Es un extraño mas en el planeta. No es hasta que uno decide hacer un esfuerzo de voluntad y reconocimiento que uno comienza a ser un padre.
Los hombres que queremos convertirnos en padres tendremos que hacer a nivel simbólico una adopción. Un rito iniciático. Lo dice James Joyce: “el sentimiento de paternidad es un misterio para el hombre”. Para algunos esto es un peso existencial. Para otros es una invitación a gozar la incertidumbre. Para mi, ambos.

El tollere liberum 1sigue vivo. Solo que, en mi opinión, ya no es alzarlo al cielo. Ahora es leerle en voz alta. En la epoca hipermoderna hay muchos ritos iniciáticos que podemos (y deberíamos) hacer a solas con cada hijo: Acampar. Viajar. Construir algo. Cortar grama. Hacer largas caminatas. Pero el rito mas importante, y por excelencia tollere liberum es la lectura. Y la lectura en voz alta.
Tu trabajo de papá es ser el mediador entre el libro y la imaginación de tu vástago. No es sólo de hacerlos asiduos lectores. Hay que enseñarles a vivir y la lectura es un atajo. hay que convertirse en el “broker” entre libro y la atención del hijo promoviendo prácticas gozosas y divertidas alrededor de los libros, utilizando estrategias que amplían la imaginación y la creatividad.
Para los que tenemos hijos de la generación “Alpha” (nacidos entre 2010-2024) el entretenimiento digital no es nuestro enemigo. Es nuestro rival. Incluso podemos apalancarnos de YouTube, OpenAI y TikTok para estimular la herencia verbal.
La lectura es importantísima. Pero siempre será aburrida para el hijo, a menos que nosotros, de padre, nos compliquemos la vida y nos metamos a leerles en voz alta.
Si la educación es el diálogo entre generaciones, es elemental priorizar la lectura en voz alta de parte del papá. La lectura provocará preguntas poderosas y habrá diálogo que seguirá surgiendo en el tiempo.
Nota: Inspirado por la conferencia de Fanuel Hanán Diaz en FILGUA 2025, el 1 de Julio en su conferencia “Trucos Mágicos para formar lectores”.
- Es un rito simbólico donde el ciudadano romano alzaba en sus brazos hacia el cielo al hijo y por el cual quedaba patente que el hijo era aceptado por el padre (incluso los biólogicos). Era un acto de soberanía doméstica absoluta ↩︎